Aranceles de Trump reordenarían el comercio mundial, elevarían los costos y traerían represalias
Trump ha llamado a los aranceles ‘la palabra más hermosa del mundo’ y argumenta que sus planes reconstruirían la base industrial de Estados Unidos.
Al agricultor de Iowa Bob Hemesath le preocupa que la agricultura estadounidense lo pague caro si Donald Trump gana las elecciones presidenciales del martes y cumple su promesa de imponer rápidamente un arancel del 60% a los productos chinos y al menos un gravamen del 10% a todas las demás importaciones.
Podría ser una repetición mucho peor de la guerra comercial 2018-2019 del expresidente republicano con China, que afectó a los productos agrícolas estadounidenses mediante aranceles de represalia y desplazó las compras de Pekín a Brasil y Argentina, dijo Hemesath, que cultiva maíz y soja y cría cerdos en unas 1,100 hectáreas de terreno en el noreste de Iowa.
“Cuando empezamos a imponer aranceles a otros, normalmente los aranceles de represalia acaban recayendo en los productos agrícolas estadounidenses”, dijo Hemesath, que preside el grupo de defensa Farmers for Free Trade (“Agricultores por el Libre Comercio”). “Lo que me preocupa es que, cuando se hacen este tipo de cosas, se pierde cuota de mercado y no se recupera”, añadió. Hemesath declinó decir a quién iba a votar en las elecciones.
Los economistas afirman que los planes arancelarios de Trump, probablemente su medida económica de mayor repercusión, harían retroceder los aranceles estadounidenses a niveles de la década de 1930, avivarían la inflación, colapsarían el comercio entre Estados Unidos y China, provocarían represalias y reordenarían drásticamente las cadenas de suministro.