Ciro Gómez Leyva
No estaban blindados


Ximena Guzmán, secretaria particular de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, manejaba un auto que no estaba blindado. No tenía escolta, confiaba en la ciudad, y quizá en la providencia. Pero alguien la quería matar, o tenía que matarla. No se sabe quién, no se sabe por qué, sólo sabemos que la ejecutaron sin dificultad ayer en la mañana en la calzada de Tlalpan. Un sicario que no sabe fallar que dispara a un metro, más una moto y un auto que al parecer hacía la tarea de muro: el modus operandi de la capital de la República. Otra habría sido la suerte de Ximena, pienso, si el Audi estuviera blindado. No lo estaba, la aniquilaron. Mataron también a José Muñoz, un asesor del gobierno que, según los primeros reportes, estaba por sentarse en el asiento de copiloto cuando Ximena detuvo el Audi para que subiera. ¿Iban por él, por ella? Los gobernantes, de la presidenta Sheinbaum para abajo, los mandos policiacos, de Omar para abajo, garantizaron que no habrá impunidad. Pronto, seguramente, caerán el tirador y la célula de ejecución. Y es probable que ahí queden las cosas, en la duda infinita de quién y por qué decidió ultimar de esa forma y en este momento a la secretaria particular de la jefa de Gobierno. Mi abrazo de corazón a los familiares y compañeros de ella y él.